El Simbolismo y El Impresionismo: el alma y la mirada… por María Alexandra y Edgar Vidaurre
María Alexandra y su padre... o sea, yo
El Simbolismo como concepto estético surgido del manifiesto de Jean Moréas en Septiembre de 1886, fue un movimiento de gran repercusión pública e internacional que pudo difundirse sin dificultad, siendo que su originalidad y su principio esencial no radicaban en la técnica aplicada y desarrollada en función de la obra de arte, sino en el contenido esencial propiamente dicho de la obra. Tal como decía Ary Renan en una frase aplicada al simbolismo: -con la técnica más conocida, siempre se podrá “materializar el universo del sueño”-.
El proyecto de El Simbolismo tuvo múltiples precedentes tanto en la literatura como en las Artes plásticas. En Inglaterra, el poeta y pintor William Blake con su arte místico y profundamente simbólico, en Alemania Phillip Runge con sus mujeres-auroras, en Francia Rodolphe Bresdin con sus jardines y sus corrientes de agua. En palabras de Georges Albert Aurier “La obra de arte debería ser a un mismo tiempo ideista, es decir, representativa de una idea, simbolista para expresar esta idea en formas y sintética para proporcionar a estas formas una significación general. Asimismo, esta creación artística debería ser subjetiva, decorativa y emotiva; debería provocar un Estremecimiento del alma”. Constituye pues el Simbolismo, un camino que al igual que otras tendencias y revoluciones estéticas, son herederas directas de los principios románticos y revelan un esfuerzo consciente o inconsciente por desembarazarse del formulismo académico.
Aunque igualmente impulsados por la revolución estética en contra del excesivo academismo, muy al contrario de los simbolistas, el Impresionismo (precedido por las posturas de los Macchiaioli italianos y el naturalismo alemán, quienes hicieron un esfuerzo por representar objetivamente el fenómeno físico de la incidencia de la luz sobre los objetos), surge como manifestación, casi clandestina, de un pequeño grupo de pintores franceses que desde los años 60 aspiran con una pureza y una libertad oculta para el resto del mundo, a captar la impresión inmediata que produce la visión de lo natural, generalmente al aire libre, y en donde la técnica juega un papel primordial a través de un proceso rápido y directo de pinceladas sueltas y colores puros. Luz y color con todas sus vibraciones capaces de captar la atmósfera del momento. Solo en un sentido amplio puede calificarse el proyecto impresionista, como aquella inquietud estética por los valores de la luz y de la atmósfera más que por el tema. Este concepto absolutamente solitario y sin antecedentes, es una experiencia que no puede ser asimilada a ninguna otra, alejándose de cualquier elemento esencial de contenido, de circunstancias histórico-políticas, problemas filosóficos y el academismo en general. Técnicamente se caracterizan por la preferencia a los paisajes, la utilización de la luz natural, las actitudes cotidianas, los argumentos intrascendentes y todo lo que varía y se transforma en función del tiempo como el agua, las nubes, el humo, así como la diversa forma que tienen los objetos sobre la luz que inciden en ellos.
Como ejercicio comparativo entre los elementos individuales de ambas tendencias haremos un intento de análisis de una obra simbolista y una obra impresionista, en donde a nuestro parecer, quedan evidenciadas las características esenciales de ambos movimientos.
Beata Beatriz: Dante Gabriel Rossetti
El Simbolismo como concepto estético surgido del manifiesto de Jean Moréas en Septiembre de 1886, fue un movimiento de gran repercusión pública e internacional que pudo difundirse sin dificultad, siendo que su originalidad y su principio esencial no radicaban en la técnica aplicada y desarrollada en función de la obra de arte, sino en el contenido esencial propiamente dicho de la obra. Tal como decía Ary Renan en una frase aplicada al simbolismo: -con la técnica más conocida, siempre se podrá “materializar el universo del sueño”-.
El proyecto de El Simbolismo tuvo múltiples precedentes tanto en la literatura como en las Artes plásticas. En Inglaterra, el poeta y pintor William Blake con su arte místico y profundamente simbólico, en Alemania Phillip Runge con sus mujeres-auroras, en Francia Rodolphe Bresdin con sus jardines y sus corrientes de agua. En palabras de Georges Albert Aurier “La obra de arte debería ser a un mismo tiempo ideista, es decir, representativa de una idea, simbolista para expresar esta idea en formas y sintética para proporcionar a estas formas una significación general. Asimismo, esta creación artística debería ser subjetiva, decorativa y emotiva; debería provocar un Estremecimiento del alma”. Constituye pues el Simbolismo, un camino que al igual que otras tendencias y revoluciones estéticas, son herederas directas de los principios románticos y revelan un esfuerzo consciente o inconsciente por desembarazarse del formulismo académico.
Aunque igualmente impulsados por la revolución estética en contra del excesivo academismo, muy al contrario de los simbolistas, el Impresionismo (precedido por las posturas de los Macchiaioli italianos y el naturalismo alemán, quienes hicieron un esfuerzo por representar objetivamente el fenómeno físico de la incidencia de la luz sobre los objetos), surge como manifestación, casi clandestina, de un pequeño grupo de pintores franceses que desde los años 60 aspiran con una pureza y una libertad oculta para el resto del mundo, a captar la impresión inmediata que produce la visión de lo natural, generalmente al aire libre, y en donde la técnica juega un papel primordial a través de un proceso rápido y directo de pinceladas sueltas y colores puros. Luz y color con todas sus vibraciones capaces de captar la atmósfera del momento. Solo en un sentido amplio puede calificarse el proyecto impresionista, como aquella inquietud estética por los valores de la luz y de la atmósfera más que por el tema. Este concepto absolutamente solitario y sin antecedentes, es una experiencia que no puede ser asimilada a ninguna otra, alejándose de cualquier elemento esencial de contenido, de circunstancias histórico-políticas, problemas filosóficos y el academismo en general. Técnicamente se caracterizan por la preferencia a los paisajes, la utilización de la luz natural, las actitudes cotidianas, los argumentos intrascendentes y todo lo que varía y se transforma en función del tiempo como el agua, las nubes, el humo, así como la diversa forma que tienen los objetos sobre la luz que inciden en ellos.
Como ejercicio comparativo entre los elementos individuales de ambas tendencias haremos un intento de análisis de una obra simbolista y una obra impresionista, en donde a nuestro parecer, quedan evidenciadas las características esenciales de ambos movimientos.
Beata Beatriz: Dante Gabriel Rossetti
Hemos escogido como ejemplo simbolista la obra del pintor Dante Gabriel Rossetti: Beata Beatriz. En este cuadro se nos revela la mujer como centro por donde todo pasa y ante la cual también todo sucumbe por su irresistible presencia. Se instaura así una meta-imagen donde la mujer ejerce un poder casi hipnótico sobre la compleja sensibilidad de los hombres. La mujer como símbolo, como ideal, la Beatriz del Dante convertida en ídolo, enhiesta como una torre y en actitud mística, intocable. También podemos apreciar una paloma con una rama de oliva en el pico como símbolo de paz, casi llegando a posarse en sus manos. Más al fondo, un reloj simbolizando al tiempo y al los costados del símbolo femenino, la luz y la sombra. Como vemos, es el contenido esencial de la obra lo que se nos impone en primer lugar y no la técnica. Es lo imperecedero inmutable lo que constituye el afán y la inquietud simbólica del autor y es desde allí donde crea para generar la sensación y el efecto de la obra.
Amanecer: Claude Monet
En el ejemplo del impresionismo tenemos a Claude Monet: Amanecer. En esta obra, se capta justo un momento: el amanecer, que surge de una calidad emotiva y no realista, una reacción sensual ante el mundo visual. Se aprecian los efectos luminosos en este caso tomados con la textura de la primera luz. También podemos ver un estudio del agua y sus reflejos. Captando la verdad óptica, se logran fragmentos de color que sirven para representar el efecto del reflejo en el agua. El método más eficaz que usa para obtener una impresión atmosférica instantánea, consiste en usar pequeños relámpagos de color puro, aplicados en el lienzo libre y rápidamente. Vemos aquí, como se representa el contenido y afán del concepto impresionista del arte, el momento, el "instante en su pureza", la luz, el agua y el contraste de ambas texturas. Es eso lo que inquieta al artista y es su voluntad para lograr plasmar la impresión del instante, lo que determinará la técnica: La belleza del cuadro en si misma, la belleza por la belleza sin que esté implícito nada más.
En el ejemplo del impresionismo tenemos a Claude Monet: Amanecer. En esta obra, se capta justo un momento: el amanecer, que surge de una calidad emotiva y no realista, una reacción sensual ante el mundo visual. Se aprecian los efectos luminosos en este caso tomados con la textura de la primera luz. También podemos ver un estudio del agua y sus reflejos. Captando la verdad óptica, se logran fragmentos de color que sirven para representar el efecto del reflejo en el agua. El método más eficaz que usa para obtener una impresión atmosférica instantánea, consiste en usar pequeños relámpagos de color puro, aplicados en el lienzo libre y rápidamente. Vemos aquí, como se representa el contenido y afán del concepto impresionista del arte, el momento, el "instante en su pureza", la luz, el agua y el contraste de ambas texturas. Es eso lo que inquieta al artista y es su voluntad para lograr plasmar la impresión del instante, lo que determinará la técnica: La belleza del cuadro en si misma, la belleza por la belleza sin que esté implícito nada más.
Comentarios
paso a responder tu visita con algo de retraso. Debes saber que en éste, mi paraíso tropical, no hay banda ancha(en Guacuco) y todo lo del blog se me hace cuesta arriba.
qué bueno lo que cuentas de tu casita en Pampatar, esa zona se revaloriza cada vez más y es una de las más sabrosas.
Estuve husmeando por tu blog y me gusta mucho, lo voy a linkear y te visitaré con frecuencia.
Me gustó mucho este ensayo, lo que no sabía ahora lo se, lo que intuía ahora es certeza.
Te felicito también por lograr esa hermosa dupla con tu hija.
Un abrazo
Gracias por la recomendación. Voy a buscar los vídeos en Youtube. Muy interesante, en verdad. El hotel como pasaje de vida. Cada experiencia una habitación.
Recibe un saludo y hasta la próxima.
G.
P.D. Qué bien que compartas con tu hija estos medios. Es maravilloso.